jueves, 7 de marzo de 2013

ATLAS





Hace mucho tiempo en el origen del Universo había dos dioses la diosa Gea (la Tierra) y el dios Urano (el Cielo). Ellos tuvieron muchos hijos a cada cual más horrible:
-          tres Cíclopes: seres monstruosos con un solo ojo en la frente
-          tres con cien brazos y cien manos cada uno
-          Doce Titanes.  Seres descomunales y sin medida

Entre esos Titanes había uno que se llamaba Cronos y otro que se llamaba Japeto.

Japeto tuvo un hijo llamado Atlas.

Cronos tuvo varios hijos  entre ellos Zeus, Hades y Poseidón


Cronos era un titán muy cruel. Una profecía le había dicho que sus hijos serían más poderosos que él y le destronarían. Para que eso no se cumpliera ideó un plan: a  medida que iban naciendo los niños se los iba comiendo. 

 Así que Rea, su esposa, muy afligida cuando nació su último hijo, Zeus, en lugar de entregarle al niño, le engañó: le entregó una piedra envuelta en una mantita y Cronos se lo tragó enterito como había hecho con todos los demás hijos.   

Cuando Zeus  creció, su madre Rea y él, lo volvieron a engañar, le dieron a beber una copa envenenada. Cronos nada más beberla vomitó a todos los hijos que se había comido y salieron enteros tal y como se los había tragado.

Poseidón y Hades en cuanto se vieron libres, buscaron venganza contra su padre Cronos por habérselos comido. Zeus, Hades y Poseidón organizaron una guerra contra su padre.

 Los Titanes se pusieron de parte de Cronos. El jefe del ejército de los Titanes fue Atlas. 

Como los titanes eran tan poderosos Zeus, Hades y Poseidón tuvieron que pedir ayuda a los Cíclopes. 

La guerra fue tremenda.

Los Cíclopes se pusieron muy contentos de que los sacaran de la oscura mansión donde estaban encerrados que se llamaba Tártaro. 

En agradecimiento les hicieron un regalo: 

A Zeus le regalaron el rayo, arma que le convertiría en el señor de las tormentas. 







A Hades un casco que tenía el poder mágico de hacerlo invisible. 





A Poseidón un tridente, que después sería el símbolo de su poder. 

Con estas tres armas Zeus, Hades y Poseidón derrotaron a Cronos. Hades se puso su casco mágico y al  volverse  invisible le quitó las armas a Cronos, Poseidón lo amenazó con el tridente y Zeus le lanzó un rayo que casi lo mata.

Los Cíclopes derrotaron a los Titanes y los arrojaron a los profundos abismos del Tártaro para sufrir las penas eternas.

Atlas, que había dirigido al ejército de los Titanes,fue desterrado al occidente extremo del mundo conocido, an el noroeste de África, y  condenado  a llevar eternamente sobre sus hombros la bóveda celeste, cargando el peso de los cielos sobre sus hombros.A pesar de su descomunal fuerza,  lanzaba enormes gemidos de dolor

En cierta ocasión Hércules que se encontraba realizando uno de sus doce trabajos llegó hasta el lugar donde Atlas se hallaba cumpliendo su castigo y le dijo: 
—Estimadísimo Atlas, ¡qué gran peso sostienes sobre tu espalda! Apenado me hallo por ti. Yo mientras tanto ando por aquí, de un lado para otro, de aventura en aventura. En estos momentos me dirigía al jardín de las bellas Hespérides, a coger unas cuantas manzanas de oro. Pero, como es tanta mi lástima por ti, he pensado que si tú lo hicieras por mí, yo sostendría el cielo en tu lugar y tú podrías descansar un rato.


—Razón tienes, respondió Atlas, pues muy cansado me encuentro y te agradezco mucho esta idea que se te ha ocurrido. Ea pues, sujeta  ahora mi peso que yo, veloz, cogeré para ti las manzanas de oro  que has venido a buscar.
El gigante, arranca las manzanas y se las lleva a Hércules. 
En el camino de vuelta, Atlas empieza a pensar en lo bien que estaba así sin tener que llevar esa pesada carga.

—Oh Hércules,. ¡Qué magnífica imagen la tuya! Naciste, no me cabe duda, para este cometido. 

Aquí te dejaré pues, sosteniendo la bóveda celeste para mayor gloria de tu padre, el gran Zeus, y, para que los artistas de futuras épocas te inmortalicen en tan esforzada postura.


—¡Qué bien!, hijo de Japeto, porque precisamente lo que estoy  buscando es la inmortalidad . Contento me quedo en mi noble cometido; tú, ahora disfruta de tu libertad, pues es Hércules en persona quien te libera del castigo de Zeus. Pero, ¡aguarda!, sosténme durante unos instantes el la bóveda celeste, que,  voy a ponerme un almohadón en el espinazo ya que mi espalda no es tan fuerte como la tuya.
       
 Atlas, cayó en el engaño. En cuanto Hércules se vió libre, recogió  las manzanas y, despidiéndose se marchó corriendo, dejándole como estaba.


Cuenta el mito que después, el héroe Perseo visitó su reino, después de matar a Medusa, y pidió hospitalidad a Atlas, pero Atlas  le negó su petición. El héroe no aceptó la negativa y sostuvo la cabeza de Medusa ante los ojos del titán, convirtiéndole en una enorme roca cuyas montañas eran tan altas que tocaban el cielo. 


A esa enorme montaña  se la  llamó cordillera del Atlas, y ,como todo el mundo sabe,  la cordillera del Atlas  está en África y es altísima.

FIN

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